Ruta del río Borosa
Hoy os traigo una ruta de senderismo llamada ruta del río Borosa, de 30 kilómetros de longitud, y que cuenta con una flora y una fauna espectaculares que os harán el camino muy ameno.
El río Borosa es un pequeño afluente del río Guadalquivir que nace en la sierra de Cazorla (Jaén), concretamente en la laguna de Aguas Negras. Se enmarca dentro del que conocemos como Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, que está considerado el mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa. A su vez, este río recibe agua del arroyo Valdeazores y del Ruejo, respectivamente.
El Borosa nos brinda una de las rutas más bonitas -y a la vez concurridas- de esta sierra. Además, es interesante destacar que, aparte de aportar riqueza a la región gracias a su preciosa naturaleza y el turismo que atrae, de este río se obtiene energía hidráulica para hacer funcionar la central eléctrica de Borosa.
Personalmente, no te recomiendo hacer la ruta por el Borosa en pleno verano, ya que el calor de Andalucía puede jugar en tu contra. Aun así, es imprescindible llevar buen calzado -te aconsejo calzado con suela de agarre-, una linterna para alumbrar los túneles que dan acceso a las lagunas, comida para reponer fuerzas, y mucha agua para mantenerte hidratado en todo momento. Y, sobretodo, ¡no te olvides de la cámara para inmortalizar la belleza del paisaje y poder fardar con tus amigos!
¿Dónde empieza la ruta del río Borosa?
Esta ruta empieza en la piscifactoría de truchas que aprovecha el agua de este río, cerca de la cual hay un parking donde podrás dejar el coche e iniciar la ruta a pie. Pero vamos por partes.
Para llegar a dicha piscifactoría, primero debes tomar la carretera asfaltada que atraviesa la sierra desde Cazorla hasta el Pantano del Tranco, a través de la carretera A-319. Entremedio, pasarás por el mirador de Las Palomas, lugar de parada obligatoria para observar las maravillosas vistas del Parque Natural de las Sierras de Cazorla. Más adelante, en el antiguo kilómetro 17, verás el Centro de Interpretación de la Naturaleza llamado Torre del Vinagre, donde hay también un museo y un jardín botánico. Desde allí, veréis la piscifactoría y el parking en cuestión.
En sus inicios, solo había habilitadas 7 u 8 plazas de coche, pero a raíz de la gran afluencia de turismo a esta zona, las autoridades han habilitado más espacio para aparcar, así como sitios específicos para autobuses.
Explicación de la ruta
Ya desde el aparcamiento, podrás sorprenderte de la cantidad de truchas que hay en el río Borosa. Nos adentramos, pues, hacia el puente sobre el Charco de la Cuna e iniciamos la caminata.
Los primeros pasos los daremos por una ancha pista forestal que discurre pegada al río Borosa por su margen izquierdo, donde podremos ya disfrutar del sonido del agua y las inmensa pinada y vegetación riparia, de donde destacan quejigales, romerales, coscojas y madroños. Además, no es extraño encontrarse con más de uno y de dos pescadores que intentan cazar alguna que otra trucha.
Seguimos y nos encontramos el lugar conocido como Charco de la Gracea, que es donde se une el Arroyo de las Truchas con el Río Borosa. Lo más interesante de esta zona es su riqueza geológica. Delante de tus ojos tendrás, por una parte, el pliege sinclinal del Arroyo de las Truchas, y, por otra, los materiales elásticos y deformables que conforman el Charco de la Gracea. Si te fijas, es como si dobláramos hacia dentro las hojas de un libro (en este caso, un libro geológico, que nos cuenta, a través de sus formas y colores, la historia del lugar). Hace millones de años, los estratos se depositaron originalmente de forma horizontal, de la misma forma que pasó en la formación del Sistema Bético: el lecho marítimo se fue doblando y pegando a la orogenia Alpina -choque de la placa tectónica Euroasiática y Africana- dando lugar al paisaje montañoso tan abrumador que vemos hoy en día.
Cuando llevemos unos 3 kilómetros transcurridos, pasaremos por el puente de los Caracolillos, una de las zonas menos espectaculares del conjunto del recorrido. Pero, pronto, llegaremos a la parte más interesante del recorrido. Nos adentramos hacia el denominado Vado de los Rosales: la entrada natural a la Cerrada de Elías.
Se trata de un encañonamiento del río por donde discurre una antigua senda de pescadores de gran riqueza geológica, vegetal y visual. De hecho, podrás encontrar especies únicas como la Pinguicula Vallisnerifolia, una planta carnívora endémica de la Sierra de Cazorla cuyas hojas están recubiertas de una grasilla que atrapa a los insectos para obtener nutrientes de éstos, que en el medio no abundan. Una vez salgamos de este enclave tan fantástico y volvamos a la pista forestal, habremos recorrido un moco más de 4 kilómetros.
Bajo mi punto de vista, atravesar una cerrada sobre pasarelas de maderas, además de ser más cómodo y fácil para todo tipo de públicos, da una mayor espectacularidad al lugar. Y es que tenemos una mejor perspectiva del anclaje paisajístico, a la vez que no deterioramos el lecho del río con nuestras pisadas y basuras.
Desde aquí, seguimos hasta llegar a la fuente de Huelga Nidillo – a unos 6 kilómetros dle inicio-. Recomiendo hacer una pausa para reponer fuerzas, ya que el siguiente tramo será de los más duros. La palabra “Helga” hace referencia a “zonas de huertas”, ya que, si te fijas, podrá apreciar las terrazas de cultivos que se pueden intuir en la zona, así como algún frutal disperso.
Es interesante descubrir como la erosión provocada por el río Borosa en las calizas cretácicas ha dado lugar a un cañón de unos 10 metros de altura, de paredes verticales, con una duración de 400 metros de longitud. De hecho, estamos delante de un tipo de cañón parecido al que hay en otras rutas como la del río Chillar, situado en Málaga, o el río Heliche, situado, también como del que estamos hablando, en Jaén. Se puede, pues, atravesar a pie o nadando, ¡como te resulte más divertido!
Ahora el camino se hace un poco más duro. O al menos así me lo pareció a mí, ¡y es que la capacidad de resistencia al calor que tengas será clave! Hasta el momento, habían diversos tramos de sombra gracias a la abundante vegetación de la zona. En este punto del recorrido pero, además de poca sombra, se empieza a notar el desnivel. Finalmente, llegaremos a la Central Eléctrica del Salto de los Órganos, que tiene una altura de 60 metros y permite ver una espectacular cascada desde donde se precipita el río Borosa. Dependiendo de la época de lluvias, habrá más o menos agua. Su nombre proviene del ruido que hacía el agua al caer sobre una formación de travertinos, que recordaba a los tubos de un órgano.
Yo aproveché este momento para gozar de las maravillosas vistas que nos ofrece el paisaje, y a la vez refrescarme y descansar un poco. Me gusta decir que, una vez llegado a este punto, nos queda lo mejor y lo peor: por un lado, las pozas, cascadas y túneles; por otro, el desnivel, que empieza a ser más fuerte. De hecho, mucha gente termina el camino aquí, ya que hay un cartel que así lo indica: “Fin de ruta”. Pero vale la pena seguir hasta el final.
Y ahora, un poco de historia del lugar, ya que hay una larga tradición de extracción de madera en la zona. Os pongo en contexto: La extracción empezó en el año 1733, con el objetivo de construir la fábrica de Tabaco de Sevilla. Durante largas décadas, los pinares de estas sierras se aprovecharon para construcciones navales y civiles, y décadas más tarde, para traviesas de ferrocarril.
Durante un breve período de 1836, la sierra pudo “reponerse” levemente de la explotación de madera, ya que no se precisaba para construir buques o edificios. Pero desde el año 1942 al 1988, dos años después de que fuera declarado Parque Natural, la compañía “Explotaciones Forestales” (una división de la RENFE), transformó en traviesas los bosques autóctonos de esta zona. Este hecho fue consecuencia directa de la situación del país: después de una guerra civil y del aislamiento al que estuvimos sumidos durante décadas respecto los otros países durante la dictadura, la necesidad de abastecimiento de madera para construir el ferrocaril hizo que las Sierras de Cazorla y Segura se convirtieran en el pulmón de España.
Volviendo a nuestra ruta actual, por el lado izquierdo de la cascada, seguiremos ascendiendo. Al cabo de poco, llegaremos a los túneles por los que discurren los canales -mediante canalizaciones y tuberías por las paredes del llamativo Picón de Haza- que llevan el agua a la Central Eléctrica. Para mí, atravesar los túneles es una parte muy divertida y entretenida, y no supone ninguna dificultad añadida, ni siquiera de iluminación, aunque con una linterna te irá siempre mejor.
El primer túnel desemboca en una pequeña pradera, y el segundo a pocos metros de la Laguna de Aguas Negras. En este punto, habremos recorrido 10 kilómetros, y tenemos dos opciones: a nuestra izquierda, seguir hasta el nacimiento del Borosa (300 metros más), o atravesar la presa y llegar hasta la Laguna de Valdeazores (lo que supone 1 kilómetro de recorrido más). ¡Mide tus fuerzas y elige lo que prefieras!
Y luego, ya es cuestión de rehacer el mismo camino por el que hemos venido y volver al punto de inicio, dando así por finalizada nuestra ruta por el río Borosa. La verdad es que la etiqueta de Parque Nacional tiene mucho sentido, ya que el paisaje, la vegetación y la fauna que puedes encontrar a lo largo del camino son únicos y no tiene desperdicio.
Por lo que respecta a la vegetación, encontrarás desde pinos laricios hasta extensiones de bojes, pasando por tejos y acebos. En el terreno de la fauna, podrás contemplar especies acuáticas como garzas, fochas, patos reales, mirlos acuáticos e incluso algún martín pescador. Y también otros animales como la cabra montés -que bajan a menudo la río a beber agua-, el muflón y multitud de ciervos. Pero lo más común en esta zona son los reptiles, entre los que destacan el gran lagarto ocelado, lagartijas ibéricas y lagartijas de Valverde (especie vulnerable). Respecto a las aves, el rey de los cielos de Sierra Cazorla es el buitre leonado.
Sencillamente, una experiencia maravillosa y altamente recomendable de ver con los propios ojos, ya sea en familia, con amigos o con pareja. ¡No tiene desperdicio!
Actualización: debido a la pandemia de la Covid-19, se ha prohibido el regreso -la ida sigue siendo legal- por la Cerrada de Elías. Así que, si no te quieres arriesgar a llevarte una multa, tienes dos opciones. En primer lugar, contratar un jeep 4×4 que te recoja y te deje en el punto de inicio de la ruta. En segundo lugar, si eres más de caminar y aún no estás del todo agotado, puedes regresar por la pista que encontrarás a la izquierda de la Cerrada de Elías.
¿Dónde comer en el río Borosa?
Hay varias opciones para hacer una parada técnica, comer y reponer fuerzas a lo largo de la ruta por el río Borosa. Pero, de hecho, cualquier lugar es el adecuado, todo dependerá del punto en que te encuentres.
Por un lado, puedes optar por aposentarte al cauce del río en la zona que pasa por el puente de los Caracolillos. Por otro lado, también puedes optar por comer una vez llegues a la zona de la Cerrada de Elías, ya que las pasarelas que hay construidas por encima del nivel del río te darán un lugar cómodo y confortable para sentarte a descansar.
Sino, también tienes la opción de hacer el parón una vez llegues al Salto de los Órganos, ya que estarás cansado de toda la subida, y así aprovechas para reponerte mientras observas el precioso paisaje y las increíbles vistas que te rodean.
Ahora bien, lo más importante de este punto no es el dónde, si no el cómo. Y es que debes ser consciente de que te encuentras en un lugar protegido. Al ser este un Parque Natural, presenta la oportunidad de ser un espacio con presencia humana, pero su objetivo es hacer compatible la actividad humana con la preservación del medio natural y del paisaje.
Así, debemos ser altamente conscientes de dónde nos encontramos para actuar en consecuencia: al comer, no tires plásticos ni restos de basura por el parque, hay que guardarlo todo y llevarlo fuera de este espacio protegido. Si cuidamos el entorno, nos cuidamos también a nosotros. No lo olvides.
¿Mejor fecha para hacer ruta en el río Borosa?
La verdad es que esta ruta es preciosa durante todas las épocas del año, ya que cada una goza de sus peculiaridades y atractivos particulares. Sin embargo, como he explicado con anterioridad en la presentación, quizás verano sea el momento del año menos indicado para ir.
Y es que, por un lado, debes tener en cuenta que la Sierra de Cazorla se encuentra en Jaén, Andalucía, una de las comunidades autónomas más calurosas de la península.
En verano, las temperaturas son muy elevadas, y este factor climático puede jugar en tu contra si no estás bien hidratado o si tienes poca resistencia deportiva.
De hecho, recuerdo que yo fui en pleno verano, y me encontré con temperaturas cercanas a los 40 grados, cosa que nos impidió llegar hasta donde habíamos planeado en un principio.
Además, está el factor de la falta de agua: en verano las lluvias en esta zona son menores que el resto del año, y por lo tanto a veces el río lleva muy poco caudal de agua, y las pozas y las cascadas que hay a lo largo del camino pierden un toque de espectacularidad.
Además, como el verano es la época en la que todo el mundo tiene vacaciones, y este es un lugar muy conocido de la zona, se suele acumular mucha gente haciendo la ruta. La masificación turística, a veces, puede ser un poco agobiante y hace que pierda parte de su encanto.
Eso sí, no os puedo negar que en verano el agua adopta unas tonalidades color esmeralda que son una delicia irresistible, tanto para los amantes de la fotografía como para los que -infringiendo las normas- se bañan en las pozas.
Por todo ello, particularmente pienso que lo más adecuado es ir en primavera o en otoño, épocas en que la naturaleza está en su máximo apogeo y podréis ver una gran variedad de vegetación, animales y colores. Por lo que respecta al invierno, es también precioso acudir en esta estación, ya que todo está cubierto de nieve y es una experiencia única. Ahora bien, debes tener buen material para poder hacer esta excursión con nieve: buen calzado especializado, ropa de abrigo y, además, resistencia al frío.
¿Cuantos kilometros tiene la ruta del río Borosa?
En total, la ruta del río Borosa cuenta con una extensión total de 22 kilómetros (contado ida y vuelta), y, por lo tanto, se tardan aproximadamente 7 horas en ir y volver.
El desnivel acumulado es de 1533 metros: pero no te preocupes, es una ruta de dificultad moderada y que todo el mundo puede hacer sin problemas. Si la ruta se realiza con niños o dispones de tiempo limitado, lo más habitual es reducirla y llegar hasta la Cerrada de Elías y volver, en lo que representa un trayecto total de 8 kilómetros.
Espero que os haya gustado la ruta del río Borosa, la verdad que es alucinante! Comentar si habéis estado alguna vez haciendo esta ruta preciosa en Cazorla
Hola.mi amigo estuve en 12 de julio del año pasado (2020) y la poza y cascadas de calavera estaban vacías…pero completamente vacías…tengo fotos de eso. Como es posible? Yo quiero ir justo en esa fecha este año…voy a encontrarme con lo mismo? La poza vacía sin cascada? Se vé que han cortado agua para tener más aguas para centrala hidroelectrica por el tema del turismo. Lo hacen cada año en esas fechas? Gracias por respuesta
Vaya no tenia ni idea de eso… Pensaba que el río borosa siempre tenía la misma intensidad de agua.
Ay algún camping para dormir cerca??
Por la ruta del rio borosa hay varios campings como este: Camping Chopera que se encuentra más o menos cerca.
buenas noches.
¿actualmente se puede hacer la ruta completa del rio borosa?
Espero que alguien te pueda ayudar en tu pregunta, ya que fui hace tiempo para hacer la ruta del río borosa y no te sabría decir ahora cómo está la situación.
Ya nos dices si tienes noticias
Espectacular ruta! yo la hice y me encanto mi parte favorita es por las pasarelas y el rio borosa por un lado! es genial esta ruta
Muchas gracias por tu comentario! es muy bonita la ruta del río Borosa!